Ciento noventa estudiantes, entre 4 y 5 años de edad, acompañados de uno de sus progenitores y al compás de una marcha escolar, ataviados con una banda amarilla con el logo del Instituto Politécnico Loyola, desfilaron contentos la mañana del jueves 13 de junio a ocupar su asiento en la entrega de certificados de Preprimario en el Auditorio Mayor de la institución jesuita.
Familias enteras se dieron cita para ser testigos del feliz término de la primera etapa educativa en la vida de esos pequeñitos que enfrentaron un camino largo en el que lograron las metas propuestas, junto a maestras, psicólogas, personal administrativo y directivos.
Santa Raquel Martínez, directora de los Niveles Inicial y Primario, expresó que el año escolar que recién termina constituyó un aprendizaje para todos. Agradeció de manera particular a las maestras quienes dieron lo mejor para ayudar en la formación y crecimiento de los alumnos.
También a los padres, madres y tutores, quienes actuaron como verdaderos amigos y colaboradores de la escuela y primeros educadores de los niños, por depositar su confianza en la institución docente.
Un agradecimiento especial a la coordinadora, Matilde Ovando, junto al cuerpo profesoral compuesto por 10 maestras, por guiar a los niños a convertirse en mejores personas y ejercer con dignidad una profesión en la que se siembran conocimientos, valores y vivencias únicas. Emocionada, invitó a los estudiantes a seguir irradiando felicidad, sentimiento que se convierte en una motivación para realizar un trabajo cada día mejor.
La audiencia se contagió al momento de escuchar el tema musical La Azuquita, que fue bailado por una veintena de infantes, que con la gracia natural de todo caribeño arrancó aplausos e imágenes plasmadas en los aparatos electrónicos gracias a la tecnología.
Patricia Díaz, Sabrina Ogando, Francis Lorenzo y Ramona Rodríguez, orgullosos padres y madres, expresaron su satisfacción y agradecimiento al cuerpo profesoral por la dedicación, profesionalidad y cariño hacia sus hijos.
En el cierre del evento, la alumna Hilary Susana Estévez Rodríguez, con la inocencia que caracteriza a los chiquitines, dirigió unas emotivas palabras que acercaron lágrimas al rostro de algunas de sus profesoras, previamente convocadas al escenario.